Asistir a algunas clases de idiomas no es suficiente para dominar un idioma. Estudiar (y dominar) un idioma extranjero requiere esfuerzo, persistencia y paciencia. Pero, si concentras tus energías de forma inteligente y haces algunos cambios en tus hábitos, puedes aprovechar el tiempo de clase para perfeccionar el idioma mucho más rápido.

Estos son nuestros consejos, cuya eficacia está demostrada, para optimizar tu aprendizaje en el salón de clases:

1. USA TUS LISTAS DE VOCABULARIO CON CREATIVIDAD

Mientras estás pensativo en la clase, puede que pienses que nunca te olvidarás de las palabras nuevas que oyes. Por desgracia, suelen ser tantas que es imposible retenerlas confiando solamente en la memoria. Escríbelas. El acto de escribir algo consolida el aprendizaje en nuestra mente y hacer listas de palabras es una estupenda manera de practicar. Pero, ¿sabes qué es todavía mejor? ¡Usar esas listas!

Para hacer que tu lista de vocabulario sea útil, intenta crear el hábito de clasificar las palabras nuevas y vincularlas a sus significados; una práctica que da a tu cerebro una razón para procesar cada una de ellas. Para empezar, puedes usar alguna de estas técnicas para crear listas ¡o combinarlas todas!

  • Divide la página en tres columnas; para la palabra, su categoría (si se trata de un sustantivo, verbo, preposición, etc.), y su definición. Según escuches palabras nuevas, escríbelas en la lista. Por ejemplo: «surgeon», «sustantivo», «un médico que realiza operaciones». Cubre las columnas cuando lo revises para comprobar tus conocimientos.
  • Codifica por colores las palabras nuevas según su uso, por ejemplo: categoría, tema (viajes, trabajo, comida) o uso lingüístico (jerga, discurso formal/informal). El uso de colores te permitirá encontrar las palabras relacionadas con rapidez y te ayudará a autoevaluarte.
  • Memorízalas mejor incluyendo un ejemplo de la palabra en contexto. ¿El profesor la usó en una frase o hizo un dibujo en el pizarrón para que la memorizarás? Si es así, cópialo. El uso de la palabra en contexto evitará que desaparezca de tu mente cuando salgas de clase.

2. EVITA A LOS AMIGOS QUE HABLAN TU IDIOMA

Aunque te hayas apuntado a clases con un amigo o hayas hecho amistad con alguien de tu país, si quieres aprender tendrás que resistir la tentación de ponerte con ellos en clase. ¿Por qué? Cuando trabajas con una persona que habla tu lengua materna, no te pones a prueba y en una situación difícil tendrás la tentación de usar tu propio idioma. Por otro lado, ser valiente y conectar con alguien nuevo y diferente –con quien no puedes conversar– te obliga a trabajar más duro para entender y ser entendido en tu nuevo idioma. Y, en realidad, ¿no es para eso para lo que estás en clase?

3. HABLA, HABLA, HABLA

Ahora bien, no estamos diciendo que tengas que ser ese estudiante, el que interrumpe, habla sin parar, y toma el control de la lección. Eso es no ser generoso con el tiempo de tus compañeros. Sin embargo, si te niegas a interactuar, no vas a hacer ningún favor a tu aprendizaje. Recuerda que el profesor está ahí para ayudarte: si tienes preguntas, dudas o consultas, ¡habla! Articular el problema en voz alta (sobre todo en una lengua extranjera) es una excelente práctica oral en sí misma y a menudo te ayuda a ver la solución antes de que te la den. Cuando aprendemos un nuevo idioma, no mejoramos consumiéndonos en nuestras dudas, sino resolviéndolas. Y, ¿quién sabe? Tal vez alguien más de la clase tenga la misma pregunta y se beneficie también de la respuesta del profesor.

4. SÉ CONSTANTE

Ya se sabe lo que pasa. Te apuntas a clases de chino mandarín, turco, alemán o francés con el entusiasmo de un niño el primer día de las vacaciones de verano. Las dos primeras clases son geniales, pero después pasan «cosas». El trabajo se hace duro. Los amigos vienen de visita. No oyes la alarma y te quedas dormido. Y, al final, tu reluciente nuevo objetivo de aprender un nuevo idioma se llena de polvo. Muchos estudiantes empiezan deseosos de aprender y, después de un par de clases, desaparecen de la faz de la tierra. El asunto es que, aunque uno piensa que no va a ser de esos, la mayoría de los estudiantes no llegan al final de los estudios. ¡No dejes que esto te suceda! ¿Cómo te puedes motivar para asistir a clase de forma constante? Intenta esto:

  • Recuérdate por qué has elegido estudiar. Pega citas inspiradoras en tu computadora o en un espejo, habla de tus objetivos con tus familiares y amigos, o imagínate a ti mismo –y lo feliz que estarás– una vez que hayas conseguido tu objetivo.
  • Sumérgete en la cultura del idioma que hayas escogido. Come su comida, ve películas, lee sobre el país o los países donde se habla, y busca artículos de noticias relativos a asuntos de actualidad de esos países.
  • Reserva un vuelo. De esta manera, te comprometes a viajar y ¡necesitarás sentirte seguro con el idioma elegido tanto como sea posible!
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